Historias para no dormir: el día que me descubrieron en Truman
Era una mañana cualquiera. De esas que llegan después de una noche de despertares nocturnos a la voz de «mami, mami, mamiiiii». Una mañana de ojeras profundas y neuronas vacías. Una mañana como otra cualquiera, de las que salgo pitando, como autómata, cojo la bolsa de la comida, abro la puerta y ¡zas!
– Buenos días. – Me decían.
– Buenos días. ¿Qué tal estás pequeña? Qué guapa vas….
Así comenzaba la situación más surrealista de las últimas semanas. No, no han descubierto que soy «la niña sin nombre» y han venido a pegar a mi puerta para rendir cuentas por lo dicho y hablado sobre Truman a punta de pistola. Y no, tampoco he sido asaltada en pleno Mercadona, mientras elijo los pimientos a la voz de: «alto, es ella…». Ni tampoco, gracias a Dios, ha llegado una circular para convocar una reunión para discutir en público los problemas que acarrean mis posts. Cualquier cosa de estas hubiese sido mucho más admirable y dramática, como a mí me gusta.
– ¿Vas al colé? – En un intento desesperado de cortar el silencio ensordecedor al tiempo que bajamos al submundo en ascensor.
(Silencio. La niña pasa de mí).
– Anda tienes un bebé como la hermanita , qué bonito. – Era un comentario al aire para seguir en la sucesión de estupideces profundas, pero no, ese comentario fue EL COMENTARIO.
Y ahora pasamos al momento, por todos interpretado en alguna ocasión, en el que el padre se pone a hablar como si fuera ella:
– Anda hija, dile como se llama el bebé. Dile como se llama el bebé…
– No, no, no… – Y así, hasta mil noes seguidos.
(Sin entender la insistencia del hombre, llegábamos al final del trayecto… Los dos minutos más largos de la historia…).
– ¿No tiene nombre el bebé? ¿No? ¡Pero cómo va a ser eso! – Y dale, ¡qué fijación! No pasa nada. Déjalo estar… Podemos terminar sin incidentes hablando del tiempo, como todo buen vecino…
– No será que se llama El Niño sin nombre, ¿no? – Silencio sepulcral. Sí, han leído bien. El vecino dirigió la conversación hasta acabar diciendo eso. Estaba clara la estrategia.
(Mi cara lo decía todo. Aunque yo intenté disimular y cambiar de tema).
Se abrieron las puertas. Y todo acabó.
¡Hola vecino! Si ahora me lees aprovecho para saludarte, un placer. Y sobra decir que todo lo que aquí se escribe es producto de mi enajenación imaginación…
* Sí, es ella… La pobre no está bien de la cabeza, pero no hace daño a nadie…
Adiós niño sin nombre.
Historias para no dormir: festival del humor
Anoche era de esas noches que me las prometía felices.
El PNSN y yo, que a metódicos, rozando el estado psicópata de la disciplina férrea, no nos gana nadie, avanzábamos en la tarde noche de ayer con las tareas cumplidas en el horario marcado, según mandan las normas trumanianas.
Pero a las 8 de la tarde, cuando ya nos quedaba una hora de obligaciones para empezar a vivir o seguir trabajando, que lo mismo es, la NSN comenzaba su festival del humor. Todo empezó con una cena accidentada, donde el pescado acabó en todos los rincones menos en la boca de mi «querida hijita».
Aún había esperanza. Le enchufamos el bibi y pasamos al rato de juegos y risas en el sofá. Pero se nos fue de las manos… La NSN estaba desaforada, hiperactiva, no paraba de dar saltos… Nosotros felices pensábamos: «a ver si se cansa y duerme toda la noche, TODA del tirón…». Cuando ya estaba agotada pasamos al momento «vamos a momir». Rutina básica y necesaria: osito, cancioncita y cunita. A los 5 minutos la NSN comenzó a cantar, su última afición. Pero bueno, sólo cantaba, así que decidimos pasar a nuestro momento cena relajada, amenizada por sus cánticos en la lejanía.
10 minutos y la música de acompañamiento continuaba. Pensábamos: «ya se aburrirá». Yo pasé a mis aposentos de emprendedora nocturna para ponerne al día de mis biutifulzins. Pero de repente se calló y al momento empezó a llamarme «mamá, mamá, mamaaaaa». Así que fui, con el pálpito de «¿qué habrá hecho?».
Y así fue… Lo que había imaginado había pasado. Un olor a mierda rosas me echó para atrás de un bofetón y una escena escatológica donde las haya se quedó grabada en mi retina… La NSN desnuda con el pañal quitado y su caquita por todos sitios. Me ahorraré los detalles, la imaginación es poderosa. ¿Por qué me lo había imaginado? Porque es el tercer episodio similar, en una semana ha ocurrido lo mismo, una vez más con caca y otra con pipí… En casi dos años no he lavado tantas veces y con tanto detergente la funda del colchón y la ropa de la cuna. Ahora de tanta lejía están ya para jubilarse.
Así que la noche se tornó oscura, una horita limpiando y lavando la escena del crimen, bañando y rebañando a la señorita para quitarle el aroma embriagador y a las 12 comenzó la vida en Truman. Sobra decir que a esa hora ya lo único que pude hacer es sentarme a esperar que acabase la lavadora y a rezar para que esto no vuelva a pasar.
* ¿Y lo a gustico que me he quedado, qué? ¿Eso no cuenta, mamá?
Observación: curiosamente, estos episodios han comenzado desde que entró en Truman el orinal. Pero eso lo contaremos en otra entrega, que ya para hoy es demasié. No quiero quitarles el sueño.
La niña sin nombre.
Historias para no dormir: guerra de almohadas
Siempre he hablado en sueños. Bueno lo que se dice hablar, no, más bien murmurar, decir palabras inconexas, que no las entiende nadie y que le dan un susto de muerte a cualquiera que duerma conmigo.
A veces sólo se queda en eso, otras veces voy más allá, en un acto de enajenación y actuó en la penumbra, dándome más miedo a mí misma que al PNSN.
Antes de anoche me desperté con un sobresalto de:
– Joder, ¿qué haces? – frase entonada con «un amor celestial» por parte del PNSN.
Sin darme cuenta había reptado por la cama hacia la izquierda, lugar del PNSN, le había empujado y quitado la almohada de un tirón seco.
Aclaración: dormimos con almohadas separadas, una de esas decisiones importantes en tu vida. Normalmente, cuando me acuesto, me quedo un ratito durmiendo con almohada, luego la estrello contra la pared o el suelo y duermo plácidamente boca abajo y sin almohada. Así que la almohada que le quité era la suya, sí.
«Hombre, PNSN, esas no son maneras de despertar a una medio sonámbula… Hay que despertar con cariño, un abracito, un achuchón, un quéséyo…».
Pues ahí que nos metimos en una discusión absurda a las 4 de la mañana:
– Ha sido sin querer. Estaba dormida, que pareces tonto hijo (léase «tonto» con amor incondicional).
– Sí, encima insúltame.
– Que no es un insulto…
(y bla bla bla…).
En fin… El caso es que para una noche que tenemos la suerte de que la NSN no me llame a grito limpio, nosotros a fastidiamos.
A la mañana siguiente, mi Alzheimer y yo no nos acordábamos del suceso (ya he dicho que soy medio sonámbula) hasta que vi el careto del PNSN. Mira que es susceptible este hombre.
Así que anoche, me acosté con el miedo en el cuerpo, concentrándome para que no se repitiese un episodio de tal índole y para tener la suerte de nuevo de que la NSN no se despertara. Pero parece que esta semana no es mi semana. ¡Ay! ¡Qué de disgustos me llevé anoche en sueños! El PNSN tenía doble vida, ¿qué digo? No era doble vida, llevaba a la vez 3, 4 o 5 vidas paralelas, ya hay que ser listo para eso, pensé yo y yo muy tonta. Yo vivía en el limbo hasta que un día lo descubrí y aquello eran tantas infidelidades que mi vida se desmoronó… Cuando me debatía entre coger las maletas y dejarlo solo, con la NSN claro, sin mirar atrás o hacer una lista negra de todas las pelandruscas que iban a morir… me desperté, con un mal cuerpo, mirando al PNSN con odio mortal y haciéndole jurar de camino al trabajo: «dime que no me eres infiel».
«Te lo prometo amor…».
* La próxima vez, PNSN te declaro una guerra de almohadas…
To be continued.
La niña sin nombre en este post poco tiene que ver.
Historias para no dormir: estilista en casa…
Como buena #malamadre que soy, al principio me afanaba en dejar los conjuntos de la NSN preparados la noche antes. Su conjuntito diario, sus zapatitos, sus calcetines y hasta sus complementos para el pelo. Todo colocado simétricamente sobre la cama como en esas fotos de diseño nórdico, que todo está perfectamente alineado y combinado. No hay ni un color que sobre ni una flor que falte.
Pero todo tiene una fecha de caducidad y eso me duró unos meses. A medida que iba creciendo mi estrés diario, todo fue más caótico, cogía lo primero que pillaba, pero, como personal shoppeor que soy, más o menos la niña seguía vistiendo decente, así los pequeños trumanianos malignos no dejarían de jugar con ella en el parque o en las zonas comunes.
En algún día de descuido o cansancio extremo dejé esa tarea en manos de Miss Nicaragüense, pensando: «es una chica joven, la ropa de la NSN es la que es, así que no será tan difícil, otra cosa sería si fuese ella quien la comprase…».
Así que le fui cogiendo el gustillo a quitarme otra tarea de mi mochila pesada. Al principio parecía que recordaba los outfits que yo en su momento le creaba o que simplemente le invadía la prudencia, pero todo se tornó oscuro en las últimas instantáneas que me mandaba de la NSN…
He buscado durante unas horas minutos en internet información sobre la moda en Nicaragua. Necesito comprender las influencias y patrones que sigue el vestir en esta tierra lejana… Tras mi estudio en profundidad, puedo afirmar que hay tres aspectos fundamentales en esta manera de comprender la moda, a cual más peligrosa:
> Es una moda colorista. Muy colorista, por no llamarla hortera. Claro que es ropa que la NSN tiene. Pero si tiene un vestidito fucsia y lo combinas con algo pastel o blanco puede funcionar que mi niña es así, tiene su punto atrevido, pero si lo combinas con zapatos rojos, rebequita azul turquesa y lazo verde oscuro… ahí ya la hemos liado. La NSN, la mayoría de los días, parece un árbol de Navidad de estos de polígono que llevan mil luces de colores. Se que es un crimen aquí en Truman porque atenta, sin lugar a duda, contra la salud visual de sus perfectos habitantes. ¡Ay! Pero es tan cómodo no pensar en la ropa de la NSN, bastante tengo con pensar en la mía. Así que aceptamos colorista como corriente de moda.
> Intemporal. No me refiero a que sus vestimentas no pasen de moda, no, sino que vale para todas las temporadas del año. En tierra lejana no hace frío y estos días de entretiempo son difíciles de manejar para todos, que así vamos vestidos, con chaqueta y sandalias… Para Miss Nicaragüense se convierte en ardua tarea. La semana pasada hubo días que me encontraba a la NSN con leggings gorditos y camisetas de cuello cerrado. La pobre mía, que es todo menos friolera, ha sudado la gota gorda. Pero bueno, esto malo, lo que se dice malo, no es, y al fin y al cabo a la NSN le viene bien quemar grasas saturadas. Aceptamos atuendos invernales en verano porque ayudan a mantener la línea (o a que te de una lipotimia, ¡Dios no lo quiera!).
> Insinuante. O la moda de las «pelagartas». Aquí podemos entrar en el debate erótico – pornográfico tan recurrente. Una tarde de primavera llegué a casa y cuando subió Miss con la NSN vi este atuendo: pantalón corto y body, si body interior de los de encajito y tiranta fina. Mi cara fue para grabarla. Según Miss una madre trumaniana había decidido ella misma decirle a la NSN que hacía mucho calor y que se quitase la camiseta… Por aquí si que no paso, porque primero es esto y luego el día de mañana no habrá nada que hacer: faldas cinturón, escotes hasta el ombligo o bikinis para salir a la calle. La habremos perdido y será expulsada de todos los colegios trumanianos.
He tomado las riendas del estilismo de la NSN. Pero ya no hay vuelta atrás… Esta mañana le he dejado preparado un conjuntito cómodo, a la par que elegante para su mañana ajetreada de parque y paseo. Emocionada por recibir la foto matutina, se me han caído los palos del sombrajo. No había caído en la cuenta de que Miss Nicaragüense además de florista-fotógrafa-estilista también es peluquera. Y en esto Miss me llevas ventaja, no lo niego, pero tu visión de los peinados infantiles dista mucho de mis peinados diarios de «un cepillado y a correr», como mucho un ganchillo para quitarle el flequillo de la cara o una coleta sencilla.
La NSN es la envidia del parque, sus peinados son de nota, ahora dos colas, ahora tres, ahora una arriba y otra abajo, ahora de lado… Porque las niñas trumanianas que no salen de su raya al lado ven a la NSN como la personificación de lo exótico y eso siempre crea recelo. Estoy temiendo que le crezca el pelo y comencemos con las trenzas de espiga y los moños italianos…
El caso es que a la NSN se le ve feliz… Mientras tanto yo he tomado dos decisiones fundamentales para el buen transcurso de nuestras vidas:
> El año que viene la NSN irá a colegio con uniforme. Porque una cosa es ir al parque así y otra al colegio.
> Esta semana me la llevo a la peluquería… Hay que quitar pelo para evitar el trabajo laborioso de Miss, aunque no se le pueda poner puertas al campo…
* Pues yo me veía más guapa de colores y enseñando un poquito el escote… Mamá está obsesionada últimamente con los tocados, ¿tú qué dices?
La niña sin nombre a la última.
Historias para no dormir: mi culamen y yo, amores que matan…
La última vez que me puse a dieta fue hace poco más de dos años, 28 meses para ser más exactos. Desde que una es madre desarrolla una habilidad impresionante de contar todo en meses y me parece una juerga. Hace 19 meses que nació la NSN (corto plazo), hace 39 meses que me casé (medio plazo), hace 120 meses que empecé a salir con el PNSN y paro mejor de contar…
A lo que iba, mi última dieta… Por aquel entonces, con apenas 30 años, me asocié con una compañera de culamen y decidimos darle a la dieta Dukan como si no hubiera un mañana. Iba hasta al supermercado a hacerme con las viandas oportunas y me organizaba los días. No me reconocía ni yo… Cuando ya llevaba unos meses días de dieta y me sentía más ligera y lozana, pero con más mala cara que los pollos del Pryca (y no es coña) llegó la GRAN NOTICIA, la niña sin nombre venía de camino.
Alegué mi falta de voluntad y mi cariño a mi culamen para abortar, sin levantar sospechas, la operación culamen… No era plan de que mi pequeña niña sin nombre creciera sin alimento suficiente, así que me di a la dieta del comer con ansieté… Los que me conocen me habrán visto pocas veces o ninguna devorando una hamburguesa completa del VIPS, una tarta de zanahoria también completa de LIVING LONDON o unos brownies bocatidicardinale de cualquier lugar con el ansia que lo hacía en el embarazo. Llegaba a casa y atracaba el frigorífico a mano armada sin remordimiento. Pero eso ya pasó. Sólo engordé 10 kilos en el embarazo. Y me di margen del primer año para dejarme llevar. Comiendo poco, pero picando a deshora y desayunando bollería, un día sí y otro también.
Historias para no dormir: un parador es una casa rural, ¿no?
Yo tengo dos socias. Sí, dos socias, que no son socias ni «ná» porque no somos dueñas de ningún sitio de moda, no tenemos proyecto entre manos ni vamos a montar un espacio friendly eco chic.
A ver, me explico. Nos llamamos socias porque hace un año, en un momento de locura decidimos montar un evento juntas… Conseguimos superar un mes de WhatsApp infernal, llamadas a deshora, quedadas alrededor de 1, 2 y 3 GTs. Y sobrevivimos sin que nuestros hijos nos abandonaran y nuestros maridos nos dejaran por otra. Aunque si no hubiese sido así, teníamos un PLAN B: irnos a un piso de solteras (o malasmadres solteras).
El caso es que ya hemos cumplido un año de amistad. Un año de amistad muy intenso, sostenido por un grupo de WhatsApp que si lo analizaran saldríamos en los periódicos de tantas confesiones y locuras transitorias que por ahí pululan.
Han pasado muchas cosas, pero seguimos siendo amigas. Y mira que yo tenía mis dudas. Nos cuesta quedar, las agendas están que ni los ministros, así que ya estamos haciendo planes para el próximo curso.
Ellas quieren engañarme y llevarme de finde rural. Y encima ahora me llaman «la pija». Lo que me faltaba. Yo sólo pido que no perdamos el Norte, que ya me veo perdida en un monte sin nombre, con carretera infernal para acceder a una pequeña casita monísima, pero sin agua ni luz eléctrica, con chimenea de la que tienes que encender con madera y no sé qué más. Y con bichos, muchos bichos de los que te atacan de noche con alevosía.
Como no habrá servicios de primera necesidad cerca, a menos de 100 kms: farmacias, supermercados, restaurantes, gastrobares, playas, kioskos, centros de manicura, etc., habrá que ir preparadas. El botiquín no es problema. Pero ¡ay! lo que hay que llevar. De pensarlo me da ansiedad: la nevera con las bebidas, los paquetes envasados de chorizo pamplonica, chope, el bimbo, los pinchitos, la barbacoa portátil, las cunas, los niños, los maridos, la ropa de cama, las toallas, los juegos, las cartas, los GTs… Sí, podemos alquilar un autobús y todo arreglado. Pero oye, que por más vueltas que le doy, no lo veo claro…
Yo quería un finde como los que se pega mi socia La Gremlin con sus amigas. Y me quieren planear un finde en plan Casa de La Pradera, con los niños corriendo, ordeñando vacas, yendo a recoger setas y tumbados sobre la hierba deshojando margaritas, mientras pensamos en nuestros sueños… Llamadme malamadre, pero la realidad no es esa, la realidad es estar en chándal con niños rebozados en el barro, maridos sentados y madres haciendo tortillas sin descanso.
Mi socia la del barrio ha tenido toda la gracia con su tweet:
Pues sí chicas, eso es así… Yo hoy me piro a de finde rural, pero finde rural controlado. A un parador de esos con piscina, cuna en la habitación, desayuno bufé y hasta me ponen mis botellitas de champán. No hay nada como decidir una escapada en último momento y aprovechar las ofertas.
Así que este finde a mí que no me busquen o esperen, que dejo el cerebro hasta el lunes en Truman y me voy de «casa rural».
* Yo me imaginaba algo más así socias. Un lugar con sol, playa… La cuarta es una amiga que nos hemos echado por el camino, aunque tenemos nuestras dudas de si aceptarla o no, cuatro ya son multitud…
La niña sin nombre y sin campo.
Historias para no dormir: juntos pero no revueltos…
El PNSN y yo tenemos nuestro ritual. Bueno, tenemos muchos rituales… A maniáticos no nos gana nadie. Somos extremadamente metódicos para nuestras rutinas. A mí ese punto de ingeniero cuadriculado del PNSN me viene bien, sino puede que estuviese ya en un loquero. Pero el de dormir es uno de los rituales más sólidos de nuestra relación, de esos que se consolidan día a día y le dan un futuro estable a tu vida.
Lo tenemos claro. Dormir es sagrado y más desde que maldormimos gracias a la NSN. Así que es caer en la cama y dar paso al ritual… Un par de besitos, un abracito, un tal y cual, y yo me doy la vuelta. Duermo boca abajo sin almohada. Soy de principios y me quedé con el hábito aprendido desde bebé. El PNSN boca arriba y con almohada. Nunca he entendido cómo la gente puede dormir boca arriba, así tiesa, mirando hacia arriba, me da hasta «yuyu». Eso sí, nos damos la mano durante un ratito…
No soportamos dormir abrazados, oyendo la respiración el uno del otro y aguantando el calor corporal, sobre todo, ahora en este verano de calor infernal. A ver, ¿quién era el listo que decía que no haría calor este verano? ¡Ay! Me llevan los demonios. Sí, tenemos la suerte de tener aire, pero no nos gusta dormir con el chute de aire fresco en la nuca a menos que sea uno de esos días de muerte segura. Así que dejamos la ventana un poco abierta, justo al límite de que la luz de la farola de la avenida trumaniana no nos ciegue y nos separamos cada uno a su sitio y a disfrutar del sueño.
Recuerdo cuando era pequeña (o no tan pequeña) que no entendía por qué el dormitorio de mis abuelos tenía camas separadas, llegué incluso a pensar que no se querían lo suficiente, que la vejez les había separado los corazones y también las camas. Ahora lo entiendo todo, tu amor no es directamente proporcional a lo juntos que durmáis, no, no… ¡ERROR! Tu amor es directamente proporcional a lo descansados que estéis… Si ya el mal humor que nos gastamos de buena mañana es de traca, no quiero ni imaginar si durmieses pegadito a mí, ¡eh PNSN!
Desde que somos padres, el concepto ha cambiado un poco. El ritual se ha visto alterado y nunca llega a buen puerto. ¡Menuda frustración! Porque ahora la que nos da patadas, nos echa la respiración, nos tira el muñeco encima de la cara sin previo aviso es la NSN, que se ha apoderado de la zona media de la cama. De los dos metros, uno es suyo, así que si hacen las cuentas podrán vernos al PNSN y a mí en una esquina con la pierna colgando y el miedo en el cuerpo a caerte en una de estas…
Yo lo tengo claro, en la próxima casa o en la próxima vida no me pillan con la guardia baja, que ya nos conocemos y nos queremos y esas cosas, como para estar pasando calor ahí todos juntitos en amor y compañía.
– «¿Y yo qué, mamá?».
– «NSN, tú una noche con uno y otra noche con otro y si no aprende ya a dormir en tu camita, que vas a matarme a despertares nocturnos».
Lo último en las noches trumanianas es el siguiente patrón de conducta:
> 00.30 – 01.00 a.m. Me despierto sobresaltada por los gritos de la NSN cuando estaba en mi profundo sueño arreglando el mundo, besando a Don Draper o paseando por mi isla desierta de Phi Phi. Me levanto a tientas, la calmo y no hay quien la meta en la cuna, me quedo en la camita de su habitación, hasta que se queda dormida y sigilosamente me voy a dormir.
> 4.30 – 5.00 a.m. La NSN o bien aparece corriendo como si la persiguiese El Coco o se pone a gritar a los pies de su cama hasta que aparece su salvadora. Es entonces cuando ni cuna, ni cama ni nada… Ella (y su muñeco) se suben a nuestra cama, se hacen su sitio y ponen cara de angelitos felices.
> 7.30 a.m. Me levanto guarnía, con contractura doble, una pierna clavada en el esternón y el brazo dormido debajo de la cabeza de la NSN, que no se cómo ha acabado ahí.
¿Cuándo dicen que los niños se independizan? Que he visto dos camas individuales monísimas, de rebajas, con sus cabeceros de hierro forjado, sus colchas de ganchicho, sus lamparitas con tulipas de flores y sus almohadones almidonados…
* En Truman esto se da mucho y te da puntos para acceder a la chupipandi. ¡No se diga más!
La niña sin nombre y sin sueño.
Historias para no dormir: los trumanianos se apoderarán del mundo…
Un trumaniano de pro siempre lleva la sonrisa pintada. Una sonrisa amable y distante a la vez. Un trumaniano de pro te saluda cuando le viene en gana; cuando está inmerso en la conversación con otros de su especie, te ignora radicalmente. Un trumaniano de pro parece distante en sus movimientos, pero aprovecha cualquier oportunidad para juzgarte. Eso sí, nunca directamente, el sarcasmo y el doble sentido son sus armas infalibles.
Como sé que muchos no tenéis el gusto de conocer esta especie, os pongo dos ejemplos.
1.
LUGAR: Truman. Área de recreo y disfrute de cartón piedra.
19’00 horas.
¡Yeahhh! Hoy estoy de suerte. Aterrizo a Truman a una hora decente. Es primavera (era primavera) el sol luce con fuerza y la NSN aún está en el área de descanso y disfrute con Miss Nicaragüense corriendo con su carrito y el pobre pocoyo dentro, sufriendo sus embistes. Es la hora punta, todo trumaniano que se precie está jugando con sus pequeños vástagos. Llevan ya al menos una hora con ellos o todo el día los más «afortunados».
(Al hacer entrada en escena la madre de la niña sin nombre, se escucha una voz fina y dulce a lo lejos…).
– «Ay, qué contenta se ha puesto de ver a su madre, la pobre». Frase en tono meloso de una madre al verme aparecer como si fuese un fantasma, que se aparece de año en año.
– «Pobre NSN, niña sin nombre y sin madre…». Traducción a idioma común, entendible para el resto de mortales.
2.
LUGAR: Truman. Área de recreo y disfrute de cartón piedra.
19’00 horas. Todo ocurre a la misma hora. Los trumanianos están programados para ello. El guión determina las siete de la tarde como la hora clave de actuación estelar. En ese momento la audiencia muestra una subida considerable en las pantallas del Show de Truman.
La NSN entre semana no se baña en la piscina hasta que uno de sus progenitores hace acto de presencia. Últimamente disfruta de baños tardíos con el PNSN y se lo pasa pipa. Pero hasta que llega el toque de queda, suda como un pobre y pequeñín cochinillo, se sofoca, dejando ver sus mofletes rosados a lo Heidi en todo su apogeo, lleva el pelo mojado y no es del agua, pero ella es feliz, feliz como una perdiz.
Miss Nicaragüense le echa agüita, la lleva fresquita y disfruta como cualquier otro bebé trumaniano.
– «Pobre NSN, suda mucho y se agobia. La lleva en pantalones largos»
– «Me ofrezco a bañarla en la piscina».
– «Y yo?».
– «Y yo»…
(«Y yo, y yo, y yo» resuena en mi cabeza).
Decían a coro los trumanianos ayer tarde al PNSN en uno de esos días de calor infernal. Y esta vez no sobran los comentarios:
1. Pasamos de no saludarnos a que queráis responsabilizaros de mi hija en el momento piscina. No, gracias. ¡Next!
2) Mi querida Miss nicaragüense (sí florista y fotógrafa, pero querida) no le pone pantalones largos, sino unos pantaloncitos remonos que llegan hasta la rodilla regordeta de la NSN, de algodoncito bueno para que ella pueda tirarse y revolcarse sin peligro de dañarse. Y que su madre compró el domingo pasado en Baltimore a fin de que mi niña (y es mi niña y de nadie más) juegue y disfrute a lo grande de sus tardes. Y además que también se pone shorts, vestiditos, braguitas, falditas, monos… Lo que a mimedalaganaypunto, vamos que ya se ocupa su madre de mantenerla a la moda, al filo de la tendencia.
3) Cada uno toma decisiones en su vida familiar. Por mi salud mental, bastante perjudicada ya, la NSN sólo se baña en la piscina con su padre o su madre. ¡Y punto!
Estoy por mandar un comunicado o pegar un papel en el ascensor porque más importante es esta norma de «vive y deja vivir» para esta nuestra comunidad que los horarios de piscina, las reuniones para discutir sobre a qué altura cortar el césped, sobre cómo usar las zonas comunes o recoger los juguetes de los niños.
¡Un poco de orden! Que esto se nos va de las manos y ya me veo recibiendo llamadas telefónicas con mensajes en claves secretas, notas en el parabrisas del coche, visitas a deshora o bizcochos de regalo con sustancias sospechosas.
Si es que cuando no eres un trumaniano de pro… todo esto te supera.
* Miedo me da qué harán con la NSN en mi ausencia… Parecen inofensivos, lo sé…
La niña sin nombre.