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Mi cocinita de cartón: Yotampu de Nutella

Si no puedes con el enemigo, únete. Sí, es de las filosofías más cobardes, lo sé. Pero seamos realistas. Ya es verano, luce el sol, las piscinas están hasta arriba y estamos contando los días para huir unos días de la ciudad o al menos olvidarnos del mundanal ruido… Mientras el summertime ha llegado para quedarse, nosotras aún creemos que es posible hacer algo con estos kilos sobrantes. Ja! Es tarde chicas, yo ya lo estoy asumiendo… Así que para celebrar mi victoria contra la dictadura del bikini, he decidido además de comprarme un bañador inspiración años 50 de Women’s Secret, por cierto monísimo, comerme esta nueva tarta Yotampu, pero comérmela de una sentada. La Chica Perika siempre nos habla de lo fácil que es, de que hasta una inútil en los fogones como yo es capaz… Pero, amiga mía, ¿de cuántas calorías estamos hablando? No querrás convertirme en la niña sin cintura, ¿no?

Mientras me quedo pensativa, dándole vueltas a las verdaderas razones ocultas de estas Yotampus tan ligeritas, os dejo con La Chica Perika y la super receta de esta nueva entrega de Mi Cocinita de Cartón, si yo puedo, tú puedes. Cocina para vagos. 

A mí los bizcochitos esos me han ganado el corazón, me han transportado a mi infancia en tierra santa. ¡Ay! Que estoy sensiblona.

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He tardado más tiempo del que quería en traer una receta especialmente creada para la cocinita de cartón de La niña sin nombre. Y no por falta de ganas, si no más bien por un bebé pequeñito que me impedía ponerme a hacer pruebas culinarias, y a fotografiar luego el proceso de preparación.

Finalmente, aquí está, una riquísima Yotampu de Nutella, que espero os guste.

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La idea de la tarta “Yotampu” (Yo también puedo) es que sea TAN fácil de preparar que hasta una niña pueda hacerla. Una receta que consiga que la MNSN se anime a entrar en su cocinita de cartón y quede como una experta repostera.

Para la preparación necesitas unos 15 minutos (o 20, si no tienes mucha experiencia), y dejarla “reposar” en la nevera unas 8 horas, o de un día para el otro.

En cuanto a los ingredientes: No te fíes de la foto para calcular cantidades, ya que la hice antes de probar cómo quedaba la mezcla y ajustar proporciones.

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Las medidas son:

> 2 yogures griegos naturales (no azucarados),

> 1 queso crema tipo Philadelphia de 200 gramos,

>  1 envase de 400 gramos de Nutella,

> 1 vaso de leche (aprox),

> 28 bizcochitos (aprox) como los que se usan para hacer tiramisú,

>  Coco rallado para decorar.

El procedimiento, como siempre, facilísimo: Primero, mezclas el queso, la Nutella y los yogures.

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Hasta que quede cremoso.

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Pones la leche en un plato hondo y mojas los bizcochos, uno por uno, en la leche, para ir colocando en el recipiente (rectangular o cuadrado, preferentemente) donde prepararás la “tarta”.

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Una vez cubierta la base del recipiente con los bizcochos,

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cubres estos con la mitad de la mezcla de chocolate y yogur. Y pones una nueva capa de bizcochitos mojados en leche.

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Más o menos así:

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Le añades lo que queda de crema de chocolate,

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para que la crema cubra bien todos los bizcochos,

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y espolvoreas con el coco rallado. A la nevera y…

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¡Ya tienes lista tu tarta! ¿Qué te parece?

P.D. Si quieres ver fotos del “making-of” de la receta, puedes pasar por aquí.

La niña sin cintura.

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Mi cocinita de cartón: ¿el jengibre se come?

A estas alturas de mi vida como madre, casi 14 meses ya, nadie confía en mis dotes culinarias. Mi madre cuando viene deja el congelador lleno de tuppers de purés variados para la nietísima, por miedo a que la estemos alimentando a base de jamón cocido y queso blanco. No la culpo, se me sigue haciendo cuesta arriba esto de la Dieta Libre, pese a vuestros sabios consejos. El Hada Madrina me manda viandas, normalmente, en forma de bizcochos y tartas riquísimas que yo, por supuesto, no me como, pero dan prestigio a mi cocina. Y el PNSN ha cogido los mandos de los fogones, porque como él dice: «si no me cuido yo…». Yo esto no lo voy a impedir la verdad, aunque mi queridísimo tenga sólo 4 recetas maestras: ensaladilla rusa, huevos rellenos, la pasta speciale de temporada y, como no, el pan tumaca, dejando claro sus orígenes. Sí, todo muy light. Si es que así no se puede ir #alacazadelacaloría.

Pero siempre hay un alma cándida, alguien que confía en ti, cuando ya lo veías todo perdido… que pone en marcha tu horno y te regala hasta el jengibre, confiando que harás su receta. Al final no la haces, no se lo dices (hasta ahora) y le das el jengibre a Miss Nicaragüense (nanny de la NSN) para sus infusiones, evitando que se estropee. Ella sólo puede ser: nuestra querida Bree. Que vuelve este año con más fuerza que nunca, con menos tiempo, pero con su delantal lleno de recetas sabrosas y fáciles… ¡Ah! Y con otra boca que alimentar, qué atrevimiento. ¡Bienvenido Sebastián!

[Receta Chica Perika]

Cuando hablaba con la MNSN sobre futuras recetas para  su cocinita de cartón, me pidió que preparase algún plato salado, que pudiera hacer rápidamente y que le cambiara un poco de su clásica ensalada diaria.

Ay, madre, que esta chica me hace pensar y pensar, porque, la verdad es que yo soy más de sacarme de la manga recetas dulces. Así es que le pedí ayuda a mi madre, pero no funcionó: cuando una está acostumbrada como ella a la cocina cualquier cosa parece fácil y sus sugerencias no me valían. Era necesario inventar algo que hasta una inútil (perdona amiga) pudiese hacer.

Tras mucho pensar, surgió este plato, con el que tardé más haciendo fotos que preparando. Es un plato un poco “oriental”, pero afrancesado. Un salmón en papillote al jengibre.

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Para hacer este plato necesitas:
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> Medallones de salmón (uno por persona),
>Raiz de jengibre,
> ½ Cebolla tierna por persona,
> Cilantro (o culantro),
> Y papel Albal (lo que en mi país se conoce como papel platina).

Para quien no esté muy familiarizado con el asunto, este es el aspecto que tiene la raíz de jengibre (la encuentras en supermercados grandes, en verdulerías un poco más especiales o en tiendas orientales o latinas).

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Antes de empezar, debes poner a calentar el horno a 250º C, con la placa de arriba y la de abajo.

Para preparar el plato lo que tienes que hacer es picar la cebolla, sin piel y sin tallo, claro está, en juliana (a lo largo) o en cuadraditos.  Y el jengibre (también sin piel) en láminas.

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Colocas un trozo de papel Albal y, más o menos en el centro, pones unas tres ramitas de cilantro lavadas. Sobre éstas, el salmón limpio, un poco de sal y luego las láminas de jengibre.

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Y cubres todo con la cebolla picada.

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Una vez que tengas los ingredientes “colocados”, cierras el papel Albal hacia arriba.

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Y pones esto dentro de un molde, una fuente o un plato para el horno (en mi foto sólo hay trozo de salmón, pero puedes poner varios en una fuente más grande).

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Ahora viene la parte complicada para la MNSN (por eso quiero poner una foto explicativa, para facilitarle el asunto): tienes que poner el salmón en el horno (con la puerta cerrada) durante 30 minutos. El día de las fotos lo dejé sólo 25 minutos y el centro estaba menos cocido, por lo que recomiendo más bien 30. Pero depende de gustos, claro está.

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Una vez que lo saques del horno, ten mucho cuidado al abrir el papel Albal, ya que sale vapor y hay riesgo de quemarte.

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Para servirlo, no olvides retirar el jengibre y el cilantro, que luego me dices que no ha quedado bueno.

Puedes acompañarlo de arroz blanco,  o, de algo con lo que también queda muy rico: boniato (batata, patata dulce o, como se llama en mi país, camote), que no tenía el día que hice las fotos.

¿Te gusta? Seguro que la MNSN lo hará y le quedará fantástico, y si ella puede hacerlo, cualquiera puede.

La niña sin nombre.

Mi cocinita de cartón: Sí, lees bien, esto es una receta…

En Truman todo es de cartón piedra, muy mono, estratégicamente colocado y de apariencia (sólo apariencia) impoluta. Y claro, las cocinas pues también son de cartón piedra. Y si alguna se lleva la palma, sin duda, es la mía. Sí, mi cocinita es de cartón. En casa sólo huele a comida rica cuando una abuelita se digna a aparecer por ella. Y entonces al llegar pienso que me he confundido de casa, salgo al rellano, miro la puerta y vuelvo a entrar.

Seamos sinceras esto no tiene pinta de cambiar, por mucho que el PNSN me mire de vez en cuando con cara de perro pachón diciéndome: «Es que ni te acercas, ni siquiera haces el amago de abrir el horno o encender la vitro… Lo tuyo es muy fuerte, ¿en qué momento me enamoré de ti?». Por eso he decidido echarme una amiga que valora mis dotes como diseñadora, me trae brownies o me deleita con sus recetas. Y como de la unión nace la fuerza (que no las ganas por cocinar) aquí le damos la bienvenida a nuestra Bree particular. Una sección donde encontraréis recetas que hasta puede hacer una niña o, en el peor de los casos, una malamadre como yo, que la familia sin nombre también tiene que comer, de vez en cuando.

* Esta chica es ideal, hace brownies ideales, personaliza recetas y lo explica así de fácil y con estas fotos tan bonitas. Bueno, ya me retiro que yo aquí ya pinto poco.

– Palabra de Chica Perika –

Hace unos meses descubrí, por casualidad, el blog de La niña sin nombre y me enamoré. Una cosa llevó a la otra, conocí personalmente a la MNSN y en un momento de lucidez le pedí que hiciera el diseño de mi blog, que quedó precioso. Un día, mientras trabajábamos preparando mi nuevo look, le traje a esta amable y versátil señora unos brownies caseros. En otra ocasión probó mis cupcakes.  Y su comentario era siempre que qué bien que me habían quedado, y que seguramente ella nunca podría hacer algo así de rico.

“Pero no, en mi blog tengo recetas súper fáciles de hacer”, decía yo. Y ella respondía con que no, que aunque conocía ya mi blog de arriba a abajo y estaba segura de que las recetas eran fáciles, también estaba convencida de no le saldrían tan bien como a mí.

Y surgió la idea, la invitación (¡mi primera!) para pasarme por su blog con una receta como para ella. ¡Qué honor! ¡Qué alegría! ¡Qué reto!

Yo, la verdad, quería mostrarle que la cocina no tiene que ser un lugar terrorífico, ni que tenemos por qué dejarla que se llene de telas de araña; que incluso alguien que se considera una inútil cocinando puede llegar a hacer cosas ricas sin mucho esfuerzo.

Así es que me puse a “crear” una receta especialmente para la MNSN. Para que, con su vida de madre y mujer ocupada, pudiese hacer, rápidamente, un postre rico, apto para adultos y para niñas sin nombre.

Pero sobre todo me pareció que tenía que ser algo fácil, muy fácil, como me gusta a mí. Y que, además, no necesitara horno, temperaturas, tiempos, ni tazas medidoras. Algo que fuese “infalible”. y que incluso una niña de tres años (como mi hija –esas manitas de las fotos-) pudiera hacer.

Pese a lo simple de la receta, el proceso de creación no fue tan sencillo, ya que entró en juego mi personalidad perfeccionista. Para hacerla me basé en mi tarta de dulce de leche con galletas y fueron necesarias varias pruebas (dos, en realidad, antes de la receta definitiva), y muchos “jueces” que probaron mis inventos. A unos les gustaba más una cosa, a otros otra: que le faltaba “algo”, que le sobraba lo otro. Pero con esta versión todos fueron unánimes: Esta era LA buena. Una tarta de yogurt, fresas y galletas. La tarta “Yotampu (yo también puedo) de fresas”.

Seguro que tú también la quieres probar.

Para ello necesitas:

1 envase de 200 gramos de queso crema tipo Philadelphia

2 envases de 125 gramos de yogurt griego

2/3 de envase de 350 gramos de mermelada de fresa

aproximadamente unas 36 galletas tipo “tostadas”

En un recipiente o bol grande mezclas el queso crema, el yogurt y la mermelada.

Puedes hacerlo a mano,

O con batidora eléctrica.

Esto lo divides (aunque sea mentalmente) en tres, que serán las capas de tarta que vas a hacer.

Pones una primera capa de galletas (unas 12, más o menos) en el plato/fuente que vas a usar (Este plato tiene que tener un poco de borde/profundidad para sujetar la tarta).

Y encima un tercio  de la mezcla de yogurt, cubriendo todas las galletas.

Una nueva capa de galletas.

Otra vez la mezcla de yogurt.

Y una última capa de galletas.

Para terminar cubriendo todo con lo que queda de la crema de yogurt. Luego al frigorífico unas ocho horas. Yo suelo hacer este tipo de tartas la noche anterior, ya que da más tiempo para que las galletas se humedezcan y queden más blanditas.

Puedes decorarlo con fresas, como hice yo, o dejarlo sin nada.

Puedes también cortarlo en trocitos y ponerlos en pequeños pirotines en plan “bocaditos” individuales. Incluso puedes probar con distintos tipos de mermelada: frambuesa, frutos del bosque.

¿A que es facilísima de hacer?  Estoy segura de que todo el mundo puede. Anímate, y cuéntanos qué tal te salió.

La niña sin nombre promete al menos intentarlo y poner foto del resultado… ¡Ay! Qué gusto oler a repostería fina en este blog.