Biutiful Zin: la Pink Party
Lo bueno de que la NSN aún no habla en un lenguaje inteligible es que una como #malamadre decide qué hacer por este su primer cumpleaños. Esto se ha hecho más fácil cuando el PNSN y yo llegamos a la Fase 3: de no montamos la macro fiesta, pero hacemos una pink-party en petit comité. Después de una semana intensa de trabajo, imaginarnos bajando a tierra santa con los bártulos, la niña (que vale por dos o por tres) y el estrés de organizar una macro fiesta se convertía en deporte de riesgo, que decidimos dejar para el segundo cumpleaños.
Así que aquí hemos estado. Si Mahoma no va a la montaña, ya se sabe… Han estado los abuelitos y hada madrina y consorte en persona, y en alma los avis y la tita Vic. Y anoche pues servidora se puso a inflar globos, a colgar banderines y a hacer unos seudopompones para llenar de color rosa el espacio de la pink-party. Pajitas de rayas, vasitos, servilletas de topitos y más detallitos han hecho que esta mañana cuando la NSN ha visto el despliegue no pudiese parar de reír.
Eso y su super pony. Encantada estaba ella mientras vitoreábamos sus dotes de amazona… Nos las creíamos felices con la nueva adquisición, pensando en la de minutos libres que ibamos a tener. Pero el amor por el pobre pony le duró lo mismo que un trozo de brownie periko en sus manos. Y así se ha tirado el resto del día el pobre… cabizbajo y solatero.
Menos mal que la genética es sabia y al hada madrina le dieron el don de la cocina porque si me dejan sola ante el peligro, a ver qué nos íbamos a comer con estas cucharas tan remonísimas. Que está muy bien decorarlo todo, como diría mi madre, pero comer también habrá que comer, ¿no? Así que cada uno ha hecho un plato, menos yo que he decorado y hecho fotos. Mi querida Bree lo intenta, pero lo mío es caso perdido. Os recomiendo comprar los cubiertos de madera en Unión Bolsera, que son baratísimos y luego los decoras con unos washis.
Mi cocinita de cartón hoy estaba que echaba humo. Y una de las delicias era esta. No sólo tiene pintaza, es que está buenísima. La receta aquí.
Y cómo no la personal shoppeor iba a tener su momento estelar en una pink-party. Ahí ha salido ella y ha montado este photocall. Hasta al shérif le hemos enseñado a posar y la NSN ha puesto caretos para dar y regalar. Y sí, me he dado cuenta, hay una interferencia en la en la foto: el nombre que usa la NSN para su vida trumaniana. Sin darme cuenta (gracias trastadas de mamá) la he publicado en twitter, así que ya «from lost to the river». No, tranquilas, que no voy a empezar a poner fotos de la NSN y yo posando de aquí para allá con modelos idénticos. Aún no.
* Esta letra decorada tan bonita por SPA ha estado observándonos durante toda la pink-party.
Y como no iba a ser la NSN la única que recibiera regalos, porque ya sabéis que esta fiesta ha sido más mía que otra cosa, todos hemos tenido detallitos sorpresa.
Unas láminas personalizadas con la NSN como protagonista. No sólo ella cumple 1 añito, sino también su muñequito, inseparable, le ha acompañado en todas sus aventuras con su globo volador y se merecía aparecer con ella. Mi niña con sus ojos chinitos y su sonrisa permanente.
Esas dos monerías que veis aparecer a la izquierda son la niña sin nombre hecha muñequita por las manos artistas de Tarsagurumi. ¡Ay! No me pueden gustar más, con su camiseta de rayas, su globito volador y sus coloretes rosados… Son verdaderos suspiros de croché…
Si es que parece que hasta andan… Así que los invitados se han ido contentísimos con sus detallitos. ¿Y lo mejor? Ver la carita de la NSN más hiperactiva de lo normal, sin saber si acudir a la piñata, al poni, al brownie o a los brazos de uno y otro.
Nunca y digo NUNCA la NSN se duerme ipso facto al tomar su bibi. Hoy ha sido un gran día. Otro de esos días especiales que se graban en la memoria.
La niña sin nombre y su pink party.