Tag Archive | 4 meses

Historias para no dormir: Daños colaterales de la vuelta al trabajo…

Por mi salud mental los jueves no escribiré en el blog, a menos que sea algo excepcional como un día de fiesta o consiga un clon (estoy en ello…). La NSN tan sólo tiene 4 meses y, aunque últimamente piense que puede vivir perfectamente sin mí, gracias o por culpa de una Mary Poppins que es más Poppins que la real, no me sentiría a gusto entre cuatro paredes de un hospital mental, mandándole cartas, que no sabe leer, y recibiéndola en un vis a vis.

Así que aquí estoy, de Love Friday, reventaita pero de finde y eso es todo felicidad. Así que vamos a hacer un repaso rápido de mi primera semana de vuelta al cole.

Volver al metro siempre me sorprende y ahora más, que con el tarifazo me estoy planteando colocarme las zapas y cruzarme la M30 por las mañanas. Las caras tristes del metro, mirando al suelo, evitando cruzar miradas con una preñati o un anciano, que ose acercarse a sus asientos. Yo creo que, por empatía, me convierto en un zombie igual o mombie, como dice una mami bloguera (término que no me puede gustar más), menos en lo de los asientos, que ya me tocó a mí y te hace una gracia que nadie te ceda el puesto, aunque seas una bola andante, que, porque te controlas que si no te ponías con la metralleta y te quedabas sola en este mundo subterráneo gris y cruel. Y ahí me véis, en el vagón, triste y compungida, aunque por dentro me esté partiendo de risa con alguno de vuestros post o tweets diarios.

Salgo del metro y empieza el maratón. Me voy a poner cachas, ya os lo digo. En el próximo Maratón de Nueva York arraso. Las carreras, por el metro, por la calle, por la oficina, por el monte, por la playa… Que ya corre una por inercia, aunque vaya con la NSN en el carrito y sea día de fiesta. En la oficina, pese a llegar casi una hora antes, corro de un proyecto a otro, de una reunión a otra, con la sensación de no llegar a nada de nada. Y cuando me doy cuenta son las 5 y media, no he visitado el urinario ni una vez, no he comido, tengo los ojos a punto de salirse de sus órbitas y me tengo que tirar a la calle de nuevo a comenzar la huida a casa. Aquí es entonces cuando hago mi mejor marca, que me entra «la ansieté», como diría el Hada Madrina cuando ve comer a gordi, y me faltan piernas. Gracias a las alas supersónicas, que me han prestado, ayer jueves me hice el recorrido en tiempo récord. Un día me veo con la cara aplastada en el asfalto y entonces sí que nos vamos a reir.

Además de María Poppins con su reporte diario y una sonrisa de la NSN (que hace que se me salten las lagrimillas) me dan la bienvenida a casa un montón de ropa por planchar, la cesta de la ropa sucia a rebosar, polvo hasta en el baño, pelusas que se han hecho dueñas del hogar y un frigorífico que me dice: «¿qué pasa aquí, es que ya no se come?».

A esto de trabajar, que tanto dignifica el alma, tienes que unir que llevas bolso y este sin pañales, ni toallitas, ni gasas varias. Y que ahora el andar es distinto: «adiós Converse, hola tacones», al menos cuando tienes reunión importante, que ser madre no lo justifica todo, ¡ya les vale! Así que ahí te ves dando trompicones, metiendo el tacón en alguna alcantarilla, para, al final, llegar sudando a todos lados. Esto es un daño colateral o un valor añadido, depende como se mire, que mi operacion biquini ha empezado con más fuerza que nunca.

No soy capaz de llevar mi vida 1.0, así que imagínate la 2.0, que por la noche, cuando la tranquilidad se cierne sobre mí, no doy a basto. O un día de estos acaba mi cara moldeando una farola, por aprovechar el camino para el
Retwitteo. Y mi última obsesión el Cinegram este, que me tiene loquita. Estoy por tirar el IPhone y volver a uno de esos ladrillos de antaño con antena, gacheto-móvil, que sólo me permita llamadas de emergencia. ¡Dios! ¿Para qué inventaste el twitter y madresfera para qué me obligaste a activar la cuenta? Así estoy que mi avatar es negro como el tizón y sí, aunque no lo creáis, ya le he cogido cariño a la profundidad y misterio de ese cuadradito indefenso. ¿Qué queréis que lo abandone por un huevo de esos? ¡Ni mijita!

Pero hay dos daños colaterales que son los más preocupantes. El primero es el culpable de que los jueves nos lo tomemos como mudos en este blog, siguiendo la iniciativa de Miércoles mudos de otros blogs y retrasando un poco el tema del divorcio, que es crónica de una muerte anunciada. Ya pensaré algo visual que postear esos días, al menos para que no me olvidéis. Y ese daño es el no dormir. Bueno, el dormir tan poco. ¡Con lo que eramos! A las 11 al sobre y hasta las 8, se me cae la babilla de pensarlo. Ahora 6 horas con suerte y arriba, no hay más remedio. El segundo daño colateral preocupante es, sin duda, todo el tiempo perdido con la NSN. He pasado por todos los estados emocionales estos días, que en vez de bipolar parecía tripolar. El primer día, en las horas que estuve con ella, intenté condensar todo lo que antes hacíamos. Así se acostó la pobre, con ataques de hiperactividad y los ojos como platos hasta las 2 de la mañana. El nudo en el estómago, las lagrimillas y la locura transitoria al salir del trabajo creo que me van a durar, así que viviré con ello. Si no puedes con el enemigo, únete.

Necesito un hogar inteligente, que funcione sólo a golpe de click. Un clon para quedarse con la NSN y no sentir este vacío emocional. Un caza para mis desplazamientos y algunos de estos daños colaterales estarán resueltos.

Ahora en Love Fridays intentaré que las agujas del reloj se detengan el mayor tiempo posible, para que la segunda semana se haga de rogar.

Si es que hay cosas que no aprecias hasta que las pierdes… snif snif

La niña sin nombre en facebook.