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Historias para no dormir: juntos pero no revueltos…

El PNSN y yo tenemos nuestro ritual. Bueno, tenemos muchos rituales… A maniáticos no nos gana nadie. Somos extremadamente metódicos para nuestras rutinas. A mí ese punto de ingeniero cuadriculado del PNSN me viene bien, sino puede que estuviese ya en un loquero. Pero el de dormir es uno de los rituales más sólidos de nuestra relación, de esos que se consolidan día a día y le dan un futuro estable a tu vida.

Lo tenemos claro. Dormir es sagrado y más desde que maldormimos gracias a la NSN. Así que es caer en la cama y dar paso al ritual… Un par de besitos, un abracito, un tal y cual, y yo me doy la vuelta. Duermo boca abajo sin almohada. Soy de principios y me quedé con el hábito aprendido desde bebé. El PNSN boca arriba y con almohada. Nunca he entendido cómo la gente puede dormir boca arriba, así tiesa, mirando hacia arriba, me da hasta «yuyu». Eso sí, nos damos la mano durante un ratito…

No soportamos dormir abrazados, oyendo la respiración el uno del otro y aguantando el calor corporal, sobre todo, ahora en este verano de calor infernal. A ver, ¿quién era el listo que decía que no haría calor este verano? ¡Ay! Me llevan los demonios. Sí, tenemos la suerte de tener aire, pero no nos gusta dormir con el chute de aire fresco en la nuca a menos que sea uno de esos días de muerte segura. Así que dejamos la ventana un poco abierta, justo al límite de que la luz de la farola de la avenida trumaniana no nos ciegue y nos separamos cada uno a su sitio y a disfrutar del sueño.

Recuerdo cuando era pequeña (o no tan pequeña) que no entendía por qué el dormitorio de mis abuelos tenía camas separadas, llegué incluso a pensar que no se querían lo suficiente, que la vejez les había separado los corazones y también las camas. Ahora lo entiendo todo, tu amor no es directamente proporcional a lo juntos que durmáis, no, no… ¡ERROR! Tu amor es directamente proporcional a lo descansados que estéis… Si ya el mal humor que nos gastamos de buena mañana es de traca, no quiero ni imaginar si durmieses pegadito a mí, ¡eh PNSN!

Desde que somos padres, el concepto ha cambiado un poco. El ritual se ha visto alterado y nunca llega a buen puerto. ¡Menuda frustración! Porque ahora la que nos da patadas, nos echa la respiración, nos tira el muñeco encima de la cara sin previo aviso es la NSN, que se ha apoderado de la zona media de la cama. De los dos metros, uno es suyo, así que si hacen las cuentas podrán vernos al PNSN y a mí en una esquina con la pierna colgando y el miedo en el cuerpo a caerte en una de estas…

Yo lo tengo claro, en la próxima casa o en la próxima vida no me pillan con la guardia baja, que ya nos conocemos y nos queremos y esas cosas, como para estar pasando calor ahí todos juntitos en amor y compañía.

– «¿Y yo qué, mamá?».

– «NSN, tú una noche con uno y otra noche con otro y si no aprende ya a dormir en tu camita, que vas a matarme a despertares nocturnos».

Lo último en las noches trumanianas es el siguiente patrón de conducta: 

> 00.30 – 01.00 a.m. Me despierto sobresaltada por los gritos de la NSN cuando estaba en mi profundo sueño arreglando el mundo, besando a Don Draper o paseando por mi isla desierta de Phi Phi. Me levanto a tientas, la calmo y no hay quien la meta en la cuna, me quedo en la camita de su habitación, hasta que se queda dormida y sigilosamente me voy a dormir.

> 4.30 – 5.00 a.m. La NSN o bien aparece corriendo como si la persiguiese El Coco o se pone a gritar a los pies de su cama hasta que aparece su salvadora. Es entonces cuando ni cuna, ni cama ni nada… Ella (y su muñeco) se suben a nuestra cama, se hacen su sitio y ponen cara de angelitos felices.

> 7.30 a.m. Me levanto guarnía, con contractura doble, una pierna clavada en el esternón y el brazo dormido debajo de la cabeza de la NSN, que no se cómo ha acabado ahí.

¿Cuándo dicen que los niños se independizan? Que he visto dos camas individuales monísimas, de rebajas, con sus cabeceros de hierro forjado, sus colchas de ganchicho, sus lamparitas con tulipas de flores y sus almohadones almidonados…

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* En Truman esto se da mucho y te da puntos para acceder a la chupipandi. ¡No se diga más!

La niña sin nombre y sin sueño.